Josรฉ รngel Buesa La Vejez de Don Juan โ MODO VERTICAL ๐ฒ
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En este video, interpreto el poema La Vejez de Don Juan de José Ángel Buesa, con un fondo musical compuesto e interpretado por mí también. A través de este poema, Buesa nos presenta a un Don Juan envejecido y reflexivo, quien repasa su vida llena de aventuras, amoríos y desengaños. Es un viaje poético que explora la soledad y el anhelo de amor verdadero en la vejez. Espero que disfrutes de esta interpretación tanto como yo disfruté creándola. • Breve Explicación del Poema: • La Vejez de Don Juan de José Ángel Buesa narra la introspección de un Don Juan envejecido, quien rememora sus días de gloria y sus numerosos romances. A medida que recorre su pasado, se enfrenta a la melancolía de la soledad y la falta de amor auténtico, dejando al descubierto una vulnerabilidad que contrasta con su fama de conquistador. Este poema es un hermoso y melancólico recordatorio de la fragilidad humana y el anhelo de conexión genuina. • ๐ AGRADEZCO TU APOYO AL CANAL ๐ค • https://goo.gl/zxJa1P • ๐ Suscríbete y toca el timbre para activar las notificaciones... https://goo.gl/5YKFbL ๐ • / librophone ๐ • TAMBIÉN PUEDES SEGUIRME EN LAS REDES: • ๐ฌ TikTok: https://vm.tiktok.com/ZSpjkmWc/ • ๐ธ Instagram: https://bit.ly/2U7S40i • ๐ง iVoox: https://bit.ly/2FPHVl0 • ๐ฑ Twitter: https://bit.ly/2R3MlXl • LA VEJEZ DE DON JUAN - José Ángel Buesa: • Sí. Don Juan está triste, porque empieza a ser viejo. • Sus sienes ya blanquean y se arruga su frente… • Deliberadamente rompió su último espejo, • pero aún frunce con gracia el entrecejo, • y sabe, como nadie, decir lo que no siente. • Más aún que su espada de acero toledano, • tiene un filo temible su mirada insolente; • y una clara amatista resplandece en su mano, • con un episcopal fulgor mundano, • pero, como su dueño, ya se sabe que miente. • Sí. Don Juan está solo definitivamente: • Ningún beso lo espera; ningún labio lo nombra… • Pero sobre la alfombra su sombra está presente; • y entonces, con un gesto displicente, • Don Juan cruza los brazos… y le miente a su sombra: • «Realmente, yo fui un poco • aventurero: Me atraía el mar; • no fui insensible al juego, ni al buen vino tampoco, • y el amor fue un camino por el que supe andar. • Y, siendo un poco audaz y un poco loco, • un día, alegremente, me abandoné al azar. • »Y fui marino. Supe de las rachas sonoras • que en los tensos cordajes enredan una ronca sonata; • y en los ponientes de escarlata, • y en la azul placidez de las auroras, • vi palpitar los amplios velámenes de plata, • y me enjoyó de espuma la tajante inquietud de las proas. • »Y en las noches serenas, cuando el viento es un cálido encaje • que difunde fragancias de luceros, • comprendí por qué dicen que la muerte es un viaje, • y por qué se prolongan los adioses postreros • en los sordos hervores del oleaje • y en las canciones de los marineros. • »Pero en el mar airado o apacible, • y en la canción como en la imprecación, • con las manos crispadas en la jarcia flexible • o en la circunferencia del timón, • mi corazón, mi absurdo corazón, • permaneció impasible. • »Y fui guerrero. Y supe reír en la batalla, • con ímpetu invencible y entrecortado aliento, • cuando de súbito restalla • su látigo violento • la metralla, • sembrando de amapolas el elástico surco del viento. • »Y supe de la red que sabe a tierra, • del sol que raja el cráneo, de la lluvia tenaz, • de la fiebre en la jungla, de la asfixia en la sierra, • de la emboscada y del ataque audaz. • Y entonces comprendí por qué la guerra • tiene amargas raíces que alimentan la paz. • »Pero en el empujón irresistible • del asalto, al flamear el pabellón, • o al morder las palabras de una orden terrible • entre el hálito acre del cañón, • mi corazón, mi inútil corazón, • permaneció impasible. • »Y fui poeta. Hambriento de hermosura, • filtré vagos acordes en la alquimia sutil del poema; • cincelé cada estrofa como una miniatura, • y pulí cada verso cual si fuese una gema, • una gema inmortal de la diadema • de la belleza pura. • »En mis recreaciones de orífice sonoro, • dibujé en los misales, como un monje demente, • mayúsculas esbeltas con pájaros de oro; • y, al esculpir la Venus de una fuente, • con el sabio retoque de mi buril paciente • alisé cada grieta y cada poro • hasta dejar el mármol transparente. • »Pero al lograr un ritmo imperceptible, • o al apresar el tema de una alegre canción; • o cuando en una frase fue visible • un perfil impreciso de mi imaginación, • mi corazón, mi estéril corazón, • permaneció impasible. • »Después… ya no recuerdo. Fui pintor • y fui juglar, y músico, y fraile, y mercader; • espadachín, tahúr y trovador… • Y todo por amor a la mujer, • sin que nunca encontrara la mujer de mi amor. • Y después, todavía, como algo muy lejano, • recuerdo un brusco cambio de mi suerte: • Ya próximo al patíbulo villano, • la clemencia de un príncipe me salvó de la muerte, • y mis impertinencias me hicieron cortesano. • »Las mujeres pasaron, y, una a una, • dejaron solitarios mis festines, • pues fui dueño de todas y esclavo de ninguna; • y besé a una princesa bajo un claro de luna... • TEXTO COMPLETO EN SUBTÍTULOS • #poesía #donjuan #Buesa
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